Saitama es un tipo tan poderoso que derrota a todos los enemigos con un solo golpe… literal, uno solo. El problema es que ser invencible es tan aburrido como ver crecer el pasto. Mientras los monstruos aparecen para hacerle la vida difícil a la humanidad, él sigue buscando un reto real que no le haga bostezar. Pero, claro, todos lo subestiman porque tiene cara de “me importa un pepino”.

Entre peleas épicas, héroes con egos inflados y monstruos que parecen sacados de una pesadilla mal diseñada, One Punch Man te muestra que ser el más fuerte no siempre significa ser el más feliz. O sea, es como tener el control remoto del mundo y que nadie quiera jugar contigo porque te aburres. Pero tranqui, que las risas y la acción no faltan, aunque el protagonista sea un pelado sin drama.